Uno de los problemas habituales a los que nos enfrentábamos los cirujanos plásticos en el abordaje de las cirugías corporales, era la flacidez. Existen pacientes que pese a presentar grasa localizada inmune a dietas o deporte, no se les podía realizar una lipoescultura o liposucción completa ya que pese a que eliminaríamos uno de sus principales problemas, que era la grasa localizada, generaríamos uno nuevo llamado flacidez , o flacidez extrema en el peor de los casos.
Cuando eliminábamos los excesos de grasa mediante lipoescultura, eliminábamos también el sustento de la piel, es decir sus “cimientos” si la grasa no está, la piel cae y el aspecto de la zona empeora considerablemente.
Hasta la llegada del renuvión y el J-plasma, era muy importante evaluar correctamente a los pacientes que se sometían a una cirugía corporal para, no sólo gestionar sus expectativas, sino también para equilibrar el resultado entre eliminación de grasa y la aparición de flacidez.