Los lunares son lesiones formadas por un grupo melanocitos que comienzan a aparecer en la infancia y siguen desarrollándose hasta aproximadamente los 40 años. De media, se estima que los adultos tienen entre 10 y 40 lunares en todo el cuerpo. Por sí, un lunar es una lesión benigna. Ahora bien, con el paso del tiempo pueden cambiar su aspecto y volverse maligno, por eso es muy importante llevar un control sobre ellos, siendo la regla ABCDE de los lunares una técnica muy eficaz para ello.
ABCDE de los lunares

La regla del ABCDE de los lunares:

El ABCDE de los lunares o manchas atípicas en la piel es una regla básica y sencilla para detectar posibles síntomas de cáncer de piel a partir de 5 indicadores clave que nos alertan sobre el riesgo de padecer lesiones cancerígenas:

    • Asimetría: la mitad de un lunar se ve diferente de la otra, no son simétricas.
    • Bordes irregulares: los bordes irregulares, mal definidos o borrosos pueden ser un signo de melanoma.
    • Color: los lunares particularmente oscuros o multicolores pueden conllevar riesgos. Los negros aumentan la sospecha.
    • Diámetro: una mancha mayor de más de seis milímetros de diámetro es una señal para acudir al dermatólogo.
    • Evolución: un lunar que modifica su tamaño, su forma o su color y pica, se inflama o sangra debe ser controlado por un especialista.

El ABCDE de la prevención del cáncer de piel

Como es evidente, para prevenir problemas de piel, es crucial examinar regularmente los lunares y controlar la exposición al sol, especialmente en verano. Los dermatólogos recuerdan la importancia de cuidar la piel durante todo el año y estar atentos a signos que requieran una consulta. En verano, el sol es más fuerte y la exposición es mayor, por lo que se deben seguir algunos consejos para prevenir el cáncer de piel y detectar problemas temprano.

El examen de los lunares (nevus melanocíticos) es esencial. Estos pueden ser congénitos o aparecer con el tiempo, y el sol puede cambiar su estado. Es importante saber cuándo un lunar puede convertirse en melanoma y acudir al especialista para un diagnóstico precoz. La regla ABCDE de los lunares que acabamos de comentar ayuda a identificar lunares sospechosos, por lo que si un lunar presenta alguna de estas características, es necesario consultar al dermatólogo.

En consulta, los dermatólogos también utilizan la exploración clínica basada en la regla ABCDE de los lunares, así como la dermatoscopia, que permite observar las características internas de la lesión.

Factores de riesgo

El melanoma es un tipo de cáncer de piel cuya incidencia ha ido en aumento en las últimas décadas. Sin duda, comprender los factores de riesgo asociados es fundamental para la prevención y detección temprana. Aunque algunos de estos factores, como la genética, no pueden modificarse, conocerlos permite adoptar medidas preventivas y realizar controles dermatológicos regulares. Los factores de riesgo más evidentes del melanoma incluyen:

  • Edad: más común entre 30 y 60 años.
  • Sexo: más frecuente en mujeres pero con mejor pronóstico.
  • Fenotipo: más común en personas de piel clara y alta sensibilidad al sol.
  • Herencia: tener antecedentes familiares aumenta el riesgo.
  • Lunares: tener más de 50 nevus, nevus atípicos o nevus congénitos gigantes.
  • Radiación solar: las exposiciones solares intensas, especialmente durante la infancia y adolescencia, aumentan el riesgo.

Aunque no podemos cambiar muchos factores de riesgo, como genética, sexo o edad, podemos controlar la exposición al sol. Es fundamental protegerse del sol, evitar la exposición directa en las horas pico y usar cremas con alto factor de protección solar. La piel tiene memoria, y las quemaduras de hoy pueden causar problemas en el futuro.

Algunos lunares pueden presentar todas las características aquí mencionadas o quizás solo una, cada lunar es diferente. Por eso, si notas alguna alteración en la piel, solicita cita en el dermatólogo de forma inmediata

Preguntas frecuentes

  • Los bordes irregulares, mal definidos o festoneados pueden ser un signo de melanoma.

  • Si un lunar tiene varios colores (marrón, negro, rojizo, azul, blanco…), o si su color no es homogéneo, eso puede ser un signo de alerta.

  • Un lunar cuya dimensión supera los 6 mm puede ser preocupante, ya que muchos melanomas tienen un diámetro mayor.

  • La mayoría de los lunares son lesiones benignas. De hecho, muchas personas tienen entre 10 y 40 lunares en el cuerpo sin que supongan ningún problema. Sin embargo, algunos pueden cambiar con el tiempo y volverse malignos, por lo que es importante observarlos y acudir al dermatólogo ante cualquier signo de alarma.

  • Sí, aunque idealmente se valoran varios criterios. Incluso un cambio en un solo aspecto puede justificar una consulta al dermatólogo, especialmente si el lunar muestra evolución o alguna de las otras señales de alerta.

  • Se recomienda autoexplorar la piel de forma periódica, por ejemplo una vez al mes, para conocer la apariencia habitual de los lunares y poder detectar cambios. Además, es aconsejable realizar revisiones dermatológicas regulares, sobre todo en personas con muchos lunares o factores de riesgo de melanoma.

  • Se debe pedir cita de forma inmediata si un lunar presenta asimetría, bordes irregulares, cambios de color, diámetro superior a 6 mm o una evolución llamativa, o si aparece picor, dolor, inflamación o sangrado. También es recomendable consultar si se tienen muchos lunares, antecedentes familiares de melanoma o dudas sobre cualquier mancha en la piel.

  • No siempre: el melanoma puede surgir sobre un lunar ya existente o en piel previamente sana, por eso es importante vigilar tanto los lunares conocidos como la aparición de nuevas manchas o lesiones en la piel.

  • No es un diagnóstico definitivo, es una herramienta de alerta. El diagnóstico de melanoma requiere evaluación médica profesional, que puede incluir dermatoscopia, análisis y, en algunos casos, biopsia.

  • Algunos de los factores más relevantes son: tener muchos lunares, antecedentes familiares de melanoma, piel clara, exposición solar intensa, quemaduras solares, entre otros.

    • Usar protección solar habitual (cremas con SPF alto)
    • Evitar la exposición solar intensa, especialmente en las horas centrales del día
    • Usar ropa protectora, sombreros y gafas de sol
    • Revisar la piel con regularidad y acudir a revisiones dermatológicas periódicas

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