Hiperhidrosis

La sudoración es un mecanismo natural de nuestro organismo para regular la temperatura corporal, por lo tanto, es completamente necesario que nuestro cuerpo libere sudor. Los tratamientos que utilizamos para controlar y reducir la hiperhidrosis como la toxina botulínica o el Miradry actúan sólo sobre una pequeña parte de las glándulas sudoríparas del cuerpo que se encuentran en palmas, plantas o axilas, por lo que son totalmente seguros ya que no tienen un impacto importante en la regulación de la temperatura del cuerpo.

Ni el tratamiento con Miradry ni con toxina botulínica causan hipersudoración compensatoria debido a que actúan directamente sobre las glándulas sudoríparas. Por el contrario, la intervención quirúrgica (simpatectomía torácica) sí provoca la sudoración de otras zonas debido a que los neurotransmisores que causan el sudor y que están mediados por esos nervios actúan sobre glándula sudoríparas en otras localizaciones.

Los riesgos para el paciente en este tipo de tratamientos son mínimos. Algunos efectos secundarios registrados tras la realización de la técnica han sido picor, inflamación, enrojecimiento o la aparición de bultos, aunque todos ellos tienen carácter temporal o han desaparecido a los pocos días.

El tratamiento de la hiperhidrosis con toxina botulínica tiene una duración de entre 4 y 6 meses. Este periodo de tiempo depende en gran medida de dos factores: el primero, por supuesto, de la propia persona y su adaptación al tratamiento; el segundo de si estamos hablando de una primera sesión o ya te has realizado el tratamiento en alguna ocasión. La toxina botulínica tiene un efecto más duradero cuanto más se aplica.

En cuanto al tratamiento con Miradry, en principio la mayoría de los pacientes necesitan solo una sesión y una minoría necesita dos o tres sesiones para obtener resultados definitivos. En estos casos minoritarios, las sesiones se espacian en el tiempo, dejando un par de meses entre ellas.