Lunares malignos, ¿cómo identificarlos?
Los lunares en la piel o nevus se reconocen por ser lesiones pigmentadas, habitualmente de color marrón, que se producen debido al crecimiento de los melanocitos, que son el conjunto de células encargadas de producir el pigmento (color) de la piel.
La presencia de lunares en la piel es bastante común en la mayoría de las personas y suelen originarse durante la infancia.
Respecto a su crecimiento, es importante saber que el aumento de estos lunares es progresivo y, en principio, no tienen por qué ser lunares malignos. Ahora bien, es fundamental prestar atención a cualquier alteración que puedan presentar estos nevus para, ante cualquier sospecha, acudir al dermatólogo especialista.
El seguimiento del crecimiento de estos lunares resulta primordial, ya que un desarrollo anormal podría ser un signo de alerta de la aparición de lunares malignos y, en el peor de los casos, derivar en melanoma; el cáncer de piel con peor pronóstico si no se diagnostica y trata a tiempo.
De esta manera, ante la aparición de lunares en la piel, ya sean lunares negros o lunares marrones, es evidente la importancia que presenta acudir al dermatólogo de manera frecuente para realizar un seguimiento constante y llevar a cabo un profundo control sobre cómo está siendo su crecimiento.
Este seguimiento médico ayudará, ante personas que presentan lunares negros cuyas células crecen de forma descontrolada y se malignizan, a detectar su malignidad a tiempo, evitando así que esta alteración pueda llegar a afectar a otros tejidos y órganos.
Los especialistas en el cuidado de la piel alertan sobre la importancia de incluir la visita periódica al dermatólogo; especialista en el cuidado y salud de la piel, en nuestro chequeo médico anual, sin olvidarnos de prestar atención de forma individual a nuestros lunares.
Es decir, al igual que las mujeres deben autoexplorarse las mamas para descartar posibles anomalías, todas las personas que presentan lunares deben observar su evolución siguiendo la denominada regla del ABCDE de los lunares; un método de autodiagnóstico muy sencillo que revela la existencia de posibles alteraciones que inmediatamente debemos comunicar al especialista para que nos ofrezca un diagnóstico preciso.
¿Qué aspecto presentan los lunares malignos?
Con la regla del ABCDE de los lunares o manchas atípicas en la piel debemos prestar atención a 5 indicadores de riesgo que alertarán de la sospecha de lunares malignos que pueden derivar en lesiones cancerígenas:
- Asimetría: la mitad de un lunar se ve diferente de la otra, no son simétricas.
- Bordes irregulares; los bordes irregulares, mal definidos o borrosos pueden ser un signo de melanoma.
- Color: los lunares particularmente oscuros o multicolores pueden conllevar riesgos. Los lunares negros aumentan la sospecha.
- Diámetro: una mancha en la piel mayor de más de seis milímetros de diámetro es una señal para acudir al dermatólogo.
- Evolución: un lunar en la piel que modifica su tamaño, forma o color y pica, se inflama o sangra debe ser controlado por un dermatólogo especialista.
Si notas que alguna alteración responde a estos indicadores debes confirmar médicamente si este lunar sospechoso es susceptible o no de malignidad.
Hoy en día, este descarte es casi instantáneo gracias a las nuevas tecnologías. En concreto, la dermatoscopia digital (Fotofinder) es clave en la detección precoz del cáncer de piel.
Los especialistas en dermatología avanzada hacen uso de este método diagnóstico porque, además de revelar de forma instantánea el estado en el que se encuentran los lunares, permite detectar a tiempo la existencia de nuevas lesiones dermatológicas y realizar un seguimiento de las mismas.
Tipos de lunares malignos
Los lunares en la piel pueden llegar a ser muy diversos y presentar diferente tamaño o volumen, al igual que existen de varios colores, predominando los lunares marrones, rosados, negros y, en algunos casos, con pigmentación azulada.
Los lunares en la piel también pueden ser de diferente forma; bien planos o con más o menos relieve o, incluso, algunos pueden tener pelos. La forma de los lunares es un factor que puede sufrir una evolución u otra conforme pasa el tiempo, ya sea por la exposición al sol o el embarazo. No obstante, en cualquier caso, debemos tener en cuenta que una forma o tamaño anormal podría ser un signo de malignidad.
Generalmente, los lunares con mayor predisposición a convertirse en melanoma (cáncer cutáneo) son los denominados nevus displásicos; unos lunares diferentes en apariencia a los comunes por su color, superficie y tamaño anómalo. Tanto a este tipo de lunar, como a los lunares de nacimiento debemos prestarles especial atención y autoexaminarlos constantemente, así como, por supuesto, solicitar su valoración y análisis por parte del dermatólogo.
¿Los lunares negros son considerados lunares malignos o lunares cancerígenos?
Como decíamos, el color juega un papel fundamental a la hora de identificar un lunar maligno. Lo cierto es que no todos los lunares negros son malignos, pero es importante prestar atención a ciertos signos que pueden indicar la presencia de un melanoma. La mayoría de los lunares, ya sean lunares negros, marrones o de otros colores, son benignos y no representan ningún peligro. Sin embargo, algunos lunares pueden volverse malignos o ser cancerosos desde el principio, por lo que es esencial saber reconocer las características que pueden hacer que un lunar sea sospechoso.
Para identificar si un lunar podría ser peligroso, los dermatólogos recurren a la conocida regla ABCDE que comentábamos anteriormente. En primer lugar, la asimetría; un lunar benigno generalmente tiene una forma simétrica, mientras que un lunar maligno tiende a ser irregular. En cuanto a los bordes, un lunar sano tiene bordes bien definidos y regulares, mientras que los melanomas pueden tener bordes desiguales o irregulares.
El color también es un factor importante. Los lunares normales suelen tener un solo tono, como marrón o negro uniforme, mientras que los melanomas pueden mostrar una variedad de colores, incluyendo negro, marrón, rojo, azul o blanco. El tamaño o diámetro del lunar es otro aspecto a considerar, ya que un lunar que crece o supera los 6 mm de diámetro podría ser sospechoso, aunque algunos melanomas pueden ser más pequeños. Por último, es crucial observar cualquier evolución en el lunar. Los cambios en el tamaño, la forma, el color, o si el lunar comienza a picar, sangrar o doler, pueden ser señales de advertencia.
Por lo tanto, aunque los lunares negros no son automáticamente malignos, es importante monitorear cualquier cambio o característica inusual y acudir a un dermatólogo si se detecta alguna anomalía. Esto permitirá un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado en caso de que se trate de un melanoma.
Lunares negros: la importancia de un diagnóstico temprano
Los lunares negros son áreas de la piel donde las células pigmentadas, llamadas melanocitos, se agrupan formando una mancha oscura. Si bien el color oscuro de un lunar puede hacer que muchas personas se alarmen, el simple hecho de que un lunar sea negro no significa que sea maligno. Sin embargo, el color y otros cambios en los lunares pueden ser un signo de advertencia de que algo no anda bien, por lo que es vital prestar atención a sus características.
Aunque no todos los melanomas son negros, muchos sí lo son o presentan áreas de color oscuro. Es por esto que los lunares negros son a menudo asociados con un mayor riesgo de cáncer, especialmente cuando muestran ciertas características alarmantes.
La detección temprana del melanoma es fundamental, ya que este cáncer es altamente tratable en sus primeras etapas. Sin embargo, si se deja avanzar sin tratamiento, puede diseminarse a otras partes del cuerpo y volverse mucho más difícil de tratar.
Tratamiento para eliminar los lunares malignos
La prevención es, hoy en día, la principal herramienta de la que disponemos para detectar a tiempo posibles lunares malignos.
Además, si somos perfil de riesgo de padecer melanoma, ya sea por predisposición genética, porque nuestra piel sea de fototipo 1, es decir; blanca, u otros factores como la sobreexposición solar o el uso de cabinas de rayos uva, debemos proteger nuestra piel con fotoprotector solar los 365 días del año.
El diagnóstico precoz a través de la autoexploración y del análisis por parte de los dermatólogos y las herramientas tecnológicas actuales, como la dermatoscopia digital, permiten un dictamen instantáneo que posibilita abordar de forma inmediata el tratamiento de los lunares malignos.
El tratamiento de los lunares malignos o cancerígenos dependerá, sobre todo, del tamaño y del estadio en el que se encuentre en el momento del diagnóstico.
De esta forma, en una etapa inicial, es posible extirpar el melanoma a través de una biopsia, siendo casos que pueden o bien no requerir tratamiento adicional, o simplemente una extirpación más extensa que también implicará más tejido interno y externo de la piel.
Por otra parte, en los casos más avanzados en los que, además, el melanoma puede haberse diseminado más allá de la piel, las opciones de tratamiento según el caso serán: cirugía, inmunoterapia o radioterapia, quimioterapia o terapia dirigida.
Es muy importante que sepas que el diagnóstico precoz de los lunares malignos aumenta en un 80% la tasa de curación en las personas que los padecen.