Foliculitis decalvante

Como todos sabemos, la alopecia se define como la pérdida del cabello o la ausencia del pelo que previamente existía. A grandes rasgos, la alopecia se puede clasificar en dos grandes grupos: 

Por un lado, encontramos las alopecias no cicatriciales, como la alopecia areata o la alopecia androgénica en estadios iniciales o intermedios. Ante estos tipos de alopecia, el objetivo reside en realizar un diagnóstico precoz con el fin de recuperar la densidad capilar previa gracias a la aplicación del tratamiento capilar adecuado. 

Por otro lado, encontramos las alopecias cicatriciales, como la foliculitis decalvante o el liquen plano pilar. En este tipo de alopecias el objetivo está en evitar la progresión de la pérdida de cabello con tratamientos precoces. Sin embargo, no es posible recuperar el cabello perdido, ya que cursan con la destrucción y fibrosis del folículo piloso.

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Qué es la foliculitis decalvante 

La foliculitis decalvante o la foliculitis en la cabeza es una alopecia origen neutrofílico que representa la tercera alopecia cicatricial más frecuente, detrás de la alopecia frontal fibrosante (“alopecia de la diadema”) y el liquen plano pilar. 

Generalmente, la foliculitis decalvante cursa en forma de brotes a nivel occipital, presentándose más frecuentemente en varones jóvenes. 

La causa de la foliculitis decalvante a día de hoy es desconocida. No obstante, existe la sospecha de que el proceso inflamatorio que provoca la destrucción de los folículos pilosos se inicia con una infección bacteriana que, en determinadas personas con predisposición, desencadenaría en una reacción del propio organismo contra el cabello. El problema es que este acto reactivo inflamatorio es crónico, es decir, puede mantenerse durante mucho tiempo, llegando a sufrir brotes incluso a lo largo de los años.

Es importante que sepas que, aunque pueda influir en su origen una infección de tipo bacteriana, la foliculitis decalvante es un tipo de alopecia que no es, en absoluto, contagiosa. 

Los especialistas capilares, además, ante esta patogenia desconocida, también piensan que la desregulación de la microbiota del cuero cabelludo origina una colonización de Staphylococcus aureus. Este fenómeno desencadena una reacción inflamatoria neutrofílica en el folículo piloso, conduciendo a la fibrosis del mismo. 

Foliculitis decalvante: Síntomas

Clínicamente, la foliculitis decalvante suele iniciarse como una inflamación con pústulas en el área de la coronilla, provocando una destrucción irreversible del folículo piloso desencadenando alopecia en diferentes áreas. 

Además, con los síntomas de la foliculitis decalvante suelen manifestarse también los denominados pelos en penacho, conocidos por ser diversos pelos que emergen del mismo orificio folicular. Por otro lado, también aparecen costras y granos alrededor de la zona alopécica. Además, generalmente, las personas que padecen foliculitis decalvante también notarán picor y escozor en la zona afectada.

De manera general, la foliculitis decalvante cursa con placas alopécicas cicatriciales en el vértex o coronilla de varones jóvenes (30-35 años). A la tricoscopia o dermatoscopía de aumento del cuero cabelludo, es típico encontrar unidades foliculares con más de 4 o 5 tallos pilosos (“pelos en penacho”), costras, pústulas y eritema o rojez marcada. El paciente típicamente acude a consulta refiriendo la presencia de costras y “granos” recurrentes a nivel de la coronilla, que se acompañan de picor, quemazón o sangrado.

Tratamiento para la foliculitis 

La foliculitis decalvante, tal y como te hemos indicado anteriormente, es crónica, pudiendo presentar brotes constantes a lo largo del año. 

Respecto al tratamiento para la foliculisits, será mandatorio comenzar con el tratamiento capilar cuánto antes a fin de evitar la fibrosis del folículo. De esta manera, los antibióticos y corticoides tópicos locales serán clave para mantener controlada la inflamación. 

Por otro lado, el empleo también de dapsona en crema o infiltraciones en el cuero cabelludo de corticoides son algunas de las alternativas de coadyuvancia. 

Los antibióticos sistémicos o inmunosupresores se reservan para casos graves o que presentan inflamación mantenida en el tiempo. En ocasiones, se emplea también como tratamiento para la foliculitis la isotretinoína o la dapsona oral para controlar la actividad neutrofílica, siendo cada vez más los centros que pautan terapia fotodinámica local a ese nivel.