Pieles atópicas: Tratamiento y buenas prácticas para la dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel caracterizada por presentar una sequedad extrema, un picor intenso, inflamación y enrojecimiento. Aunque no es contagiosa, puede tener un gran impacto en la calidad de vida de quienes la padecen, ya que las pieles atópicas suelen presentar brotes recurrentes, conocidos como exacerbaciones, que pueden agravarse por factores ambientales, emocionales o alimentarios.
Debido a la alta sensibilidad, la tendencia a la sequedad extrema y la predisposición a los brotes inflamatorios que presentan, las pieles atópicas requieren de un cuidado dermatológico específico.
A contaminación, desde IMR, te contamos todo lo que necesitas saber:

¿Qué causas provocan las pieles atópicas?
La realidad es que las causas de la piel atópica pueden ser multifactoriales. No obstante, existen factores genéticos que condicionan una alteración en la barrera cutánea y su respuesta inmunológica, dando como resultado la piel atópica. De hecho, si uno o ambos padres tienen antecedentes de piel atópica, las probabilidades de que sus hijos también la desarrollen aumentan considerablemente, llegando incluso hasta un 70%.
En paralelo, entre los factores desencadenantes más comunes de las pieles atópicas se diferencian:
- Alergias (ácaros, pólenes, animales).
- Cambios de temperatura y humedad.
- Ropa de tejidos sintéticos o de lana.
- Estrés emocional.
- Uso excesivo de jabones agresivos o productos irritantes.
- Sudoración excesiva.
Cómo reconocer una piel atópica
Las pieles atópicas presentan una serie de signos clínicos característicos que permiten diferenciarla de otros tipos de piel sensible o reactiva. Identificarlos a tiempo resulta fundamental para poder aplicar un tratamiento adecuado y prevenir el empeoramiento de los síntomas.
Entre los síntomas más comunes de las pieles atópicas, desde IMR, destacamos:
- Sequedad generalizada en la piel.
- Picor persistente.
- Enrojecimiento localizado.
- Brotes de piel atópica con lesiones que pueden supurar y formar costras.
- Engrosamiento de la piel por rascado crónico.
En la mayoría de los casos, estos síntomas suelen aparecer en la infancia, sobre todo durante los primeros meses de vida y, aunque en muchos casos tienden a mejorar con el tiempo, pueden persistir hasta la adolescencia o incluso la edad adulta.
Tratamiento pieles atópicas
El tratamiento de las pieles atópicas debe ser integral, con medidas de prevención, cuidado diario e intervención en los diferentes brotes que puedan surgir:
Hidratación
En primer lugar, la hidratación diaria es un pilar fundamental en el cuidado de las pieles atópicas, ayudando a restaurar la barrera cutánea, reducir la sequedad y aliviar el malestar.
Para ello, desde IMR recomendamos el uso de cremas hidratantes para piel atópica, preferiblemente sin perfumes ni alérgenos, con el fin de minimizar el riesgo de irritación. Además, para obtener mejores resultados, es aconsejable aplicar el producto al menos dos veces al día, especialmente después del baño, cuando la piel está más receptiva.
Higiene
En segundo lugar, una higiene adecuada y suave es esencial para el cuidado diario de la piel atópica, permitiendo mantenerla limpia sin comprometer su equilibrio. Es recomendable optar por limpiadores sin jabón, con pH fisiológico, que respeten la barrera cutánea y eviten la deshidratación.
Es preferible evitar los baños prolongados con agua caliente y el uso de esponjas, ya que pueden irritar y sensibilizar aún más la piel. En su lugar, los geles syndet o los aceites de ducha formulados específicamente para piel atópica son la mejor opción, ya que limpian con suavidad, hidratan y aportan confort sin agredir la superficie cutánea.
Brotes piel atópica
Durante los brotes de piel atópica, es fundamental seguir las indicaciones de un dermatólogo para controlar la inflamación y aliviar los síntomas. El tratamiento suele incluir el uso de corticoides tópicos en periodos cortos para reducir rápidamente los signos de inflamación, así como inmunomoduladores tópicos, especialmente indicados para zonas sensibles o como terapia de mantenimiento.
En casos de presentar un prurito intenso, los antihistamínicos también pueden ser útiles para aliviar el picor y mejorar el descanso nocturno. Para los cuadros de dermatitis atópica más severos o resistentes al tratamiento convencional, el dermatólogo especialista puede valorar otras opciones como la fototerapia o terapias inmunológicas más avanzadas.
Prevención de infecciones
Por último, como sabrás, el rascado constante, muy habitual en personas con piel atópica debido al intenso picor, puede provocar lesiones en la superficie cutánea, actuando como puerta de entrada para bacterias y otras infecciones. Por ello, es esencial evitar el rascado en la medida de lo posible y actuar con rapidez ante cualquier signo de infección, como enrojecimiento, supuración o aumento de la sensibilidad en la piel afectada, consultando al dermatólogo para iniciar el tratamiento adecuado.
Buenas prácticas para el cuidado diario de las pieles atópicas
El cuidado diario de la piel atópica es clave para mejorar su estado general y prevenir los brotes. Por eso, a continuación, desde IMR, te compartimos una serie de buenas prácticas con recomendaciones efectivas y sencillas para mantener la piel protegida e hidratada, minimizando así el riesgo de irritaciones o recaídas:
- Evita los alérgenos conocidos (polvo, alimentos, animales).
- Usa ropa de algodón y evita tejidos sintéticos o lanosos.
- Mantén una temperatura y humedad constantes en casa.
- Utiliza humidificadores si el ambiente es excesivamente seco.
- No sobrecalientes el agua del baño; lo ideal es tibia.
- Aplica la crema hidratante inmediatamente tras el baño (regla de los 3 minutos).
Piel atópica en la cara: ¿Qué cuidados seguir?
La piel atópica también puede desarrollarse en la cara, requiriendo de cuidados especiales, ya que se trata de una zona particularmente sensible y expuesta.
Como hemos comentado anteriormente, en este caso también es fundamental utilizar productos formulados específicamente para este tipo de piel, que sean no comedogénicos, sin perfume y testados dermatológicamente, para minimizar el riesgo de irritación.
Además, las cremas reparadoras ayudan a restaurar la barrera cutánea y calmar las rojeces. En paralelo, la protección solar diaria, incluso durante el invierno o en días nublados, es esencial para evitar que los rayos UV agraven la inflamación.
Por último, se debe tener especial precaución con el maquillaje, evitando fórmulas que contengan ingredientes agresivos o potencialmente alergénicos.
Sin duda, vivir con pieles atópicas implica establecer una rutina constante y adaptada a las necesidades particulares de cada persona. Consulta siempre con un dermatólogo para obtener un diagnóstico preciso y un plan terapéutico adecuado a tu caso.
En IMR estaremos encantados de atenderte. ¡Contacta con nosotros!