¿Qué es el ácido láctico y para qué sirve?
El ácido láctico es un compuesto orgánico que responde a la fórmula química C₃H₆O₃, clasificado dentro del grupo de los alfa-hidroxiácidos (AHA). De manera general, se caracteriza por ser un líquido incoloro y soluble en agua, producido de manera natural en el cuerpo humano, principalmente en los músculos durante la glicólisis anaeróbica en situaciones de alta demanda energética.
En el ámbito dermatológico y estético, el ácido láctico se ha consolidado como un activo esencial debido a sus propiedades exfoliantes, renovadoras e hidratantes. Su presencia natural en la piel forma parte del factor natural de hidratación (NMF), contribuyendo a mantener la integridad de la barrera cutánea y la elasticidad de la epidermis.
En el siguiente artículo, desde IMR, te contamos en detalle todo lo que necesitas saber sobre el ácido láctico y sus beneficios. ¡Sigue leyendo!
Ácido láctico: fórmula y propiedades químicas
Entrando en detalle, el ácido láctico está compuesto por la fórmula química C₃H₆O₃, y se caracteriza por su naturaleza quiral, presentando dos enantiómeros: L-(+)-ácido láctico y D-(−)-ácido láctico. En los productos de cosmética y tratamientos dermatológicos, generalmente se utiliza el L-(+)-ácido láctico, por su alta biocompatibilidad y tolerancia cutánea.
De esta manera, entre sus principales propiedades destacan:
- Exfoliante suave: Disuelve los enlaces entre células muertas en la capa superficial, promoviendo la renovación celular.
- Humectante: Retiene agua en la epidermis, manteniendo la piel hidratada y flexible.
- Estimulación de colágeno: Favorece la síntesis de colágeno y ceramidas, reforzando la función barrera cutánea.
- Compatibilidad con piel sensible: Su acción progresiva lo hace apto para pieles deshidratadas o con signos de envejecimiento leve.
¿Cómo se utiliza el ácido láctico en la medicina dermatológica?
Como adelantábamos, en el campo de la dermoestética profesional, el ácido láctico tiene múltiples aplicaciones, destacando:
Renovación celular y peeling suave
El ácido láctico actúa promoviendo una renovación celular progresiva, facilitando la eliminación de las células muertas acumuladas en la capa superficial de la piel. Este proceso no solo mejora la textura y suavidad cutánea, sino que también potencia la luminosidad natural del rostro, dejando un aspecto más uniforme y saludable.
A diferencia de otros alfa-hidroxiácidos más agresivos, su acción es suave y controlada, lo que lo hace ideal para tratamientos continuos sin causar irritación ni descamación excesiva.
Hidratación profunda
En paralelo, gracias a su propiedad humectante, el ácido láctico atrae y retiene agua en la epidermis, contribuyendo a mantener la piel correctamente hidratada durante todo el día. Esta capacidad no solo mejora la elasticidad y firmeza, sino que también ayuda a prevenir la descamación y la sensación de tirantez, siendo especialmente beneficioso para pieles deshidratadas, apagadas o con textura irregular.
Su efecto hidratante trabaja de manera complementaria a la renovación celular, potenciando la suavidad y la flexibilidad de la piel.
Tratamiento de hiperpigmentación y fotoenvejecimiento
Por otro lado, el ácido láctico es un activo altamente eficaz en la reducción de manchas leves y alteraciones del tono cutáneo asociadas con la exposición solar y el envejecimiento prematuro. Al favorecer la exfoliación de la capa córnea, ayuda a unificar el tono de la piel y a atenuar arrugas finas, líneas de expresión y signos de fotoenvejecimiento leve a moderado.
Cuidado de piel sensible
Otro de los grandes beneficios del ácido láctico es su alta tolerancia cutánea, lo que lo convierte en un activo seguro incluso para pieles delicadas, reactivas o con tendencia a la deshidratación.
Su acción exfoliante e hidratante es progresiva y controlada, minimizando riesgos de irritación o enrojecimiento, lo que permite su incorporación en rutinas diarias y tratamientos dermatológicos sin comprometer la integridad de la barrera cutánea.
Complemento en cosmética profesional
Por último, en el ámbito de la estética profesional, el ácido láctico se integra en peelings químicos y formulaciones avanzadas, donde su uso controlado permite alcanzar resultados clínicamente visibles.
Su doble acción exfoliante e hidratante potencia la eficacia de otros activos dermatológicos, como vitamina C, retinoides o ácido hialurónico, optimizando los tratamientos combinados y adaptándose a las necesidades específicas de cada tipo de piel.
Ácido láctico: para qué sirve y qué aplicaciones permite
Como hemos visto, el ácido láctico es un activo versátil que ofrece múltiples beneficios tanto en el cuidado domiciliario como en tratamientos profesionales de estética.
Por un lado, en casa, podemos encontrarlo presente en limpiadores, tónicos y mascarillas con concentraciones entre el 5 y el 15%, lo que permite una renovación celular suave y progresiva, mejorando la textura y luminosidad de la piel sin causar irritación. Asimismo, las cremas y sueros que contienen lactato contribuyen a mantener la hidratación, favoreciendo la elasticidad y suavidad cutánea.
En el ámbito de la clínica estética, en cambio, el ácido láctico se utiliza en peelings profesionales con concentraciones más elevadas, aplicados bajo supervisión médica, para tratar hiperpigmentación, deshidratación y signos de envejecimiento, logrando una acción más profunda y efectiva.
Además, el ácido láctico potencia también la eficacia de otros activos dermatológicos como vitamina C, retinoides o ácido hialurónico, lo que permite diseñar tratamientos combinados personalizados que maximizan los resultados estéticos y la salud de la piel.
En cualquier caso, la capacidad del ácido láctico para exfoliar, hidratar y estimular el colágeno lo convierte en un aliado indispensable para mejorar la textura, luminosidad y juventud de la piel.
En IMR incorporamos ácido láctico en un gran número de tratamientos personalizados, adaptándonos a las necesidades específicas de cada paciente para garantizar resultados visibles y seguros. ¿Necesitas más información? ¡Contacta con nosotros!
